Iurgi de excursion

20 julio 2014

Octopus en la muñeca o donde quieras

Hace ya años proclamaba que la Octopus era imprescindible en Hong Kong. La tarjeta creada en 1997 para la gestión de entradas/pagos en el metro que poco a poco fue incluyendo más servicios. Desde que llegué la oferta incluso ha aumentado: cada vez más tiendas permiten su utilización para pagos pequeños, prácticamente todo el transporte público lo ha adoptado, incluso muchos de los minibuses rojos (privados), vi algunos taxis que también (aunque no acabó de cuajar en este caso, de los pocos), entradas a edificios de viviendas, tarjetas combinadas que permiten su uso también en Shenzhen y Guangzhou... La tarjeta también dejó de ser una tarjeta única, con cada vez más variantes. Las versiones miniaturizadas, para llevar en el llavero.

Ediciones conmemorativas/especiales.

Personalizadas con la foto del usuario.

Relojes más o menos de moda que incluyen el chip dentro.

O tarjetas SIM que permiten activar los mismos servicios en el móvil (con NFC).

Me resultó interesante también la versión inversa, con aplicación de Android que permite saber los últimos movimientos, carga etc realizadas recientemente.

Un mundo de comodidad en el que solo utilizo monedas, y a mi pesar, para ir a comprar verduras y varios en el mercado. Aún así tengo alguna amiga contada que no utiliza la Octopus. Su razonamiento: privacidad. Octopus tiene la posibilidad de monitorizar el trasporte, accesos, compras, actividades y muchos otros que hace una persona y ella cree que es algo que no quiere compartir, por si acaso. Sea parte de una conspiración de espías (del gobierno) o simplemente el negocio de información personal del que vive Google.

Cada vez más ciudades en el mundo se van uniendo a este tipo de tarjetas. Me gustó ver finalmente en Bilbao algo similar: la Barik. Veamos si es capaz de llegar al mismo nivel que su hermana mayor de Hong Kong.