Iurgi de excursion

18 junio 2012

Palawan II

Año nuevo chino y de nuevo sin mucho plan, así que ¿a dónde ir? Filipinas. La salida más sencilla y con mejor calidad/precio (barato) que tenemos desde Hong Kong. Un par de años después de nuevo a la provincia de Palawan. Disfrutar de nuevo de las cosas que más me habían gustado y aprovechar para hacer cosas que quedaron pendientes.

Vuelo Hong Kong - Manila, Manila - Busuanga. Y volver a paisajes ya conocidos.

Aguas trasparentes donde ir de isla en isla y como menú principal buceo. En este viaje, no con mi compañera principal bajo las aguas, Josephine, en su lugar Miao, alquien que no había buceado en su vida. Bueno, por no hacer, ni había utilizado gafas y tubo (snorkel) antes. Tras llegar, pasarnos por distintos centros de buceo, hablar con los encargados y ya curso de iniciación (open water) del PADI montado para el día siguiente.

Lo he dicho antes, pero es cierto, son muy brutos en Filipinas. Diría que en todo Asia en lo referente al buceo. Te dan un libro, te ves un par de videos y ya de la misma te meten al mar a bucear. En Miami recuerdo que el proceso era muuuucho más largo y pausado, teniendo que demostrar claramente que eras capaz de nadar, que estabas a gusto flotando, que no tenías problemas en aguas poco profundas... Todo esto en piscina. Ya después pasabas al mar. Aquí al de media hora de Miao estaba ya tal que así.

Sin mantener muy bien la flotabilidad, dando de comer plátano a los pececitos. Encantada de la vida. No contento con ello, el monitor la metió dentro de un lancha cañonera de la segunda guerra mundial hundida a poca profundidad, y yo pensando "¡cacho bruto! pero si está en su primer buceo..." No tenía excesiva complejidad, pero en teoría para meterte en barcos se suele precisar haber buceado bastantes veces, haberse sacado el curso avanzado de buceo y tener una buena flotabilidad. Pero nada, allí que la metieron y ella encantada.

Algún buceo hice por mi cuenta, pero la mayoría junto con ellos en el curso, así que aproveché para cogerme la cámara del monitor y dedicarme a hacer unas cuantas fotos. La mayoría de los buceos los empezábamos bajando por cuerda.


Recordar cada poco tiempo ir ecualizando. Apretar la nariz, tirar aire, para que los oídos no sufran con la presión.

Y ya al tercer o cuarto buceo, no contentos con todo lo anterior, bajamos con la "novata" a un barco, barco, hundido a 30 metros. Abajo con cuidado. El monitor agarrándole el tanque para que no se quedara atascada en ningún lado.

Yo también por detrás en las zonas más complejas. Arriba, abajo, entra en sala, sal para fuera.

Confirmo que sacar fotos buceando es de todo menos sencillo. El agua no estaba excesivamente clara, con lo que todas las fotos que sacaba con el flash salían con muchísimo grano. Sin flash e intentando mantenerme lo más estable posible, en la sala de máquinas.

Me imagino muchos asustados, pero Miao estaba encantada de la vida, no muy consciente de lo peligroso que podía ser aquello. Media hora visitando todo el barco, incluso zonas a las que no se habían atrevido a meterme hace dos años, y para arriba.

A cinco metros de profundidad nos encontramos un tanque de emergencia y nos paramos para los cinco minutos recomendados. Aquí yo con el dive master.

Y se acabó el buceo.

Tres días buceando en barcos, lagos, corales. También un poco de island hopping, de isla en isla en una pequeña barca. Volver al lago de las catedrales, con la que es la foto número uno de la zona.

No me canso de sacarla. Y muchas zonas alrededor. Aquí en una de las innumerables playas con árboles que salen del mismo mar salado.

Noches sacando fotos a los fantasmas.

Y visita a una zona que me quedó pendiente la otra vez.
Malcapuya y Banana Island. A unos treinta kilómetros de distancia de Corón Población, una buena tirada en banca, sobre todo teniendo en cuenta que tuvimos bastante oleaje. Llegar a Banana Island, donde sacar muchas fotos, hacer un poco de snorkel, comer la comida que nos prepararon y pasar a la isla de al lado: Malcapuya. Paradisíaco para muchos.

Me gustó el buceo (a pulmón), con especie de ostras tamaño industrial y toda clase de peces, pero la playa, me pareció otra sin más. Para gustos colores, supongo. Aguila medio amaestrada mirándonos desde las alturas.

Acabados nuestros días en Corón tocaba coger barco camino a "el Nido", supuestamente el sumum del paraíso filipino. Despertarnos pronto y a las ocho a la espera de barco que no llegaría hasta las nueve. Recoger más pasajeros y empezar la larga travesía. 8 horas en las que ponerse lo más cómodo posible.

Dormir, los que podían. Leer. Ver alguna peli en el teléfono. Charlar. Comer. Sacar fotos.

Y para alrededor de las cinco y media de la tarde llegar a puerto. De la misma buscar nuestro hotel, preparar la excursión en bote del siguiente día, cenar y encontrarnos con más conocidos de Hong Kong de vacaciones también.

El mar no acompañó el siguiente día. Muy picado, viento, medio nublado, bastantes botes, algunos mareados.

Los sitios que visitamos eran bonitos, pero me sigo quedando con Coron. Parecido paisaje, más barato y menos abarrotado de gente. Aquí la muestra de cuantos turistas habían pasado y tomado su coco en "7 commando beach"

Un día interesante, de isla en isla, de todas formas.

Teníamos la opción de pasar un día y una noche más allí o coger bien pronto a la mañana furgoneta para ir a Puerto Princesa. Nos decantamos por lo segundo, con idea de ir al Parque Nacional del Río Subterráneo, uno de los más largos que se puede navegar en el mundo y patrimonio de la humanidad de la Unesco. Otras ocho horas de carretera esta vez para llegar a la ciudad principal de la isla y descubrir que no podríamos ir a lo mencionado. Parece ser que están intentando conservarlo mejor, con menos permisos dados por día para visitantes. Así que tocó cambiar de planes. Empezar visitando un poco la ciudad, poco que ver la verdad. Un pequeño parque, mucho tráfico, negocios, mercados un poco desastre, una iglesia con alguna foto.

Cenar y pronto a la cama en un hotel un poco cutrecillo (segunda noche ya encontraríamos el que realmente buscábamos, recomendado en distintos sitios en internet). El siguiente día en Honda Bay. Recogernos en una furgoneta e ir al puerto cercano. Allí esperar pacientemente a que nuestra banca se preparara viendo como los locales paseaban y organizaban todo.

Un recorrido no muy largo de barco y a nadar con gafas y tubo. Un poco pesados inicialmente, con que lo tenía que hacer con salvavidas, pero bueno, lo entiendo, con mucho no nadador bruto que si no se carga el coral. Pero muy interesante con muchísima variedad de peces y corales de todos los colores.

Tras media hora, cuarenta minutos disfrutando de aquello, coger el barco de nuevo y a "Snake Island", la isla serpiente. Mucha gente en la parte inicial, donde "aparcan" todas las bancas y ver como nuestra guía y resto de equipo empezaba a cocinar y preparar nuestro almuerzo bajo un chamizo de madera con una mesa larga y un par de banquitos.

Nos dijeron que teníamos una horita hasta que comieramos, así que de paseo por la isla.

Arena blanca, agua transparente transparente y una pasándoselo como una niña recolectando conchas y cosas varias.

Volver del paseo, comer y al agua de nuevo. Super divertido. Lleno de "Jacks". Les encanta ir en "manada", docenas, hasta centenares. Ya los había visto en Bohol, de la que reutilizo foto.

Pero esta vez todavía más divertido porque había muchísimos, así que haciendo de pastores, llevándolos de un lado a otro o metiéndose dentro del círculo. Una sensación especial estar rodeado completamente por una pared que no para de moverse alrededor tuyo.

Desde allí a Star Island, la isla de la estrella, porque todo el fondo, poco profundo, está lleno de estrellas de mar. Grandes. Me recordaban un poco a las de dibujos animados, Mario Bros (?). Media hora larga y descubrir que la islita tenía más diversión. Un montón de tonterías para sacar fotos. De todo. Dibujos de sirenitas donde meter la cabeza y sacarte foto. Escobas con las que intentar sacar la foto a lo Harry Potter. Hasta un marco y complemetos hawaianos. ¡Salta!

Muy divertido día. Casi que nos gustó más que El Nido. Y con ello se acabaron las vacaciones. Coger avión y ver desde arriba porque se llamaba la isla de la serpiente, con la forma serpentina de la arena.

A ver cuando toca Filipinas de nuevo.