Un nuevo vecino

Apareció hace unos meses. Desde entonces lo veo todos los días. Es sin duda el vecino que más veo.

Tendrá unos sesenta años aunque aparenta setenta y muchos. Visera siempre en la cabeza, cubriendo una cara marcada por el tiempo. Pasa las horas dormitando, de vez en cuando lo veo despierto, fumando un cigarro, o mirando al infinito, con ojos que no se inmutan con la realidad que le rodea. Pocas veces lo veo moviendose de su "hogar".

Vive bajo el puente que hay junto a mi edificio. En frente de uno de los restaurantes de marisco más conocidos y caros de la isla. Como cama el duro cemento, curiosamente en forma de hamaca en esa parte, como protección a uno de los pilares. Todos sus enseres metidos dentro de un cubo de pintura.

El tiempo pasa y él sigue allí. No mendiga, ni habla con más personas que otra señora, en similares condiciones, que le visita y con la que comparte su cigarrillo. Y la gente ni se inmuta al verlo ni él ante su presencia. Algún día supongo que desaparecerá y seré de los pocos que se pregunte por su paradero. Otra parte de Hong Kong.